La isla encantada - Julia Granata
Julián es una persona que, hasta los 30 años, no conoció el amor. Ni materno, ni paterno, ni de una mujer.
Su infancia fue dura, no podríamos decir que fue como la de cualquier niño. Sus padres se separaron cuando él tenía cuatro años, un año más tarde, su madre fallece. Su padre era un señor muy estricto, que nunca les dio ni un poquito de amor a sus hijos.
Cuando cumplió los once años, a su padre le dio un infarto, una muerte súbita que terminaría con la poca felicidad que le quedaba.
A él y a su hermano los mandaron a vivir con su tía. Según lo que Julián me contó, fue la persona más loca que conoció; lo único que hacía era tejer y tejer, bordar y bordar, coser y coser, y así hasta que falleció cuando ya era muy anciana. En ese entonces, los hermanos ya eran adultos, Julián trabajaba en el puerto ayudando a los marineros con lo que necesitaran, y su hermano trabajaba de chef en un restaurante.
Su vida cambió cuando decidimos, Julián, Juan y yo, hacer un viaje. Los tres amigos trabajábamos juntos en el puerto.
Un hermoso día del verano del año 1953, tomamos el primer barco que partía. Su destinoera una isla llamada “Encantada”. El nombre de la isla nos entusiasmó. Y allí nos fuimos.
Luego de 16 horas de viaje, llegamos a destino. El barco que nos trasladó era bastante pequeño, así que éramos solo 8 los que nos quedaríamos allíVolvería a retirarnos en siete días, o al menos eso nos habían dicho.
Nos alojamos en el primer lugar que encontramos, una cabaña en la playa. La isla, la cabaña y la gente, tan agradable y educada, nos atraparon desde el principio.
La primera noche que pasamos en ese lugar, conocimos a unas chicas en la orilla del mar, y nos invitaron a conocer la isla.
Y esta es la parte de la historia en la que Julián se enamora. Su nombre era Isabella. Era una muchacha de ojos claro y cabello castaño, siempre vestía un grande sombrero de paja que la cubría del sol.
Los tres amigos tan felices como nunca, pasamos una semana increíble, Julián con su nueva chica, y Juan y yo disfrutando de la playa y la tranquilidad única.
Todo era tan radiante y encantador, que era increíble.
Pasaron los días, Ya era hora de volver. Pero, fue lo único que no hicimos, nos habían ofrecido un trabajo en un bar, Julián había conocido a Isabella, había tantas bellas mujeres, y estábamos en el paraíso. No podíamos suponer que era la peor decisión de nuestras vidas.
Así pasaron los meses y los años, cada vez pasaban más cosas extrañas, pero lo más raro era que toda la gente que llegaba, permanecía allí por siempre.
Julián e Isabella se habían construido una bella cabaña casi en la orilla del mar, y Juan y yo, vivíamos en otra al otro lado de la isla. Ya no nos veíamos todos los días.
Un día, Julián empieza a notar, y cada vez más seguido, actitudes extrañas en Isabella.
Un día nos habíamos encontrado los tres en la playa, y habíamos decidido salir la noche siguiente a pasear por la isla. Cuando llega la hora de irse, Isabella le dice a Julián que mejor no salga porque ella se sentía mal, él lo comprende y se queda con ella. Pero desde ese momento, cada vez que Julián iba a salir, una nueva excusa salía de la boca de Isabella para que él se quedara en la casa.
Luego de semanas sin vernos (ya se había hecho un hábito para Julián quedarse todo el día encerrado, o a la orilla del mar) Isabella sale una amiga, y Julián se dirige a nuestra casa. Cuando llegó, no lo podíamos creer, se veía muydesanimado y dejado, su cabello estaba muy largo al igual que sus uñas.
Se sienta y nos cuenta la situación, Isabella era otra, había comenzado a tener actitudes horriblescon él. Julián sentía que ella ya no lo amaba y que durante todo ese tiempo lo había engañado. Ella era otra.
Al ver a nuestro amigo en ese estado de congoja, decidimos que era hora de abandonar la isla y volver a nuestro pueblo. Acordamos que Julián hablaría con ella y le explicaría las razones de la decisión.
Cuando se lo plantea a su mujer, la respuesta no fue la que esperaba; ella no se veía preocupada o triste, sino muy tranquila.
Simultáneamente, Julián, Juan y yo notamos, que la gente, que hasta ese momento había sido muy amable y generosa, nos empezó a tratar mal, o directamente ignorar, a los tres. No nos dirigían la palabra, no nos miraban e, inclusive, ya no iban a nuestro bar.
Mientras tanto, Julián seguía viviendo con Isabella y su vida se iba apagando cada día que pasaba.
El barco que nos debía recoger tantos años atrás, no llegaba. Tampoco llegaba ningún otro barco. Estábamos atrapados!
Finalmente, vemos que se acerca un barco. Era nuestra oportunidad. Sabíamos que, si no aprovechábamos ese momento, estábamos perdidos para siempre. Corrimos a buscar a Julián y, tras mucho esfuerzo, logramos arrancarlo de su melancolía y llevarlo con nosotros. Estábamos viejos, cansados y desencantados de la vida.
Ya en el barco, nuestra energía y juventud se fue recuperando. Nos sentíamos felices como cuando comenzamos el viaje. Sentíamos que el tiempo no había pasado y, efectivamente, un calendario nos mostró que… había pasado una semana!
Esa isla, Encantada, nos había atrapado en un tiempo irreal, su propio tiempo.
Julia granata
Julia: la idea es ingeniosa pero aún necesita trabajo. Los hechos suceden y se resuelven con demasiada facilidad y de manera muy previsible, sin generar sorpresa o tensión. Además, no lográs dar con el tono narrativo y predomina el decir. El discurso se torna un tanto explicativo y falta una elaboración más atenta de lo estético, del uso "extrañado" del lenguaje. Por esto, no logra conmover ni involucrar afectivamente al lector.
ResponderEliminarRepensar el punto de vista y cómo manejás la focalización.
Rever puntuación, construcción de algunas oraciones y párrafos, repeticiones y uso de tiempos verbales.
NOTA: 6