Diario de lectura de "La casa de los conejos" por Leila Mayer
Antes de la lectura
Hoy empieza noviembre, es primero y son las 18.30hs.
Hace unos días entré a la lista de novelas, a pesar de haber entrado antes a ver la consigna y ver algunos títulos
Sin embargo, en su momento no elegí porque no se me habían ocurrido sugerencias, por lo cual me sentía mal al elegir sin sugerir ninguna.
Después de buscar sobre qué trataban todas y cada una de las novelas me decidí por La casa de los conejos.
Me encuentro entre diversos motivos por los cuales elegí ésta y no otra.
Entre ellos resalto los siguientes:
Principalmente no quiero alejarme del tema "dictadura" por lo menos hasta finalizar el año, siento que este año fue en el cual más leí sobre el tema y aún no me veo "saturada" por el mismo, quiero seguir profundizándolo desde diferentes perspectivas.
Esto, justamente es lo que me llevó a la elección de mirar la dictadura a través de esta novela, desde el ángulo de la "guerrilla", de Montoneros, ya que siempre me paré en otros lugares al mirar esta parte de la historia Argentina.
También, cuando leí sobre qué trataba la historia, sentí esa diferencia de leer la historia a través de una autora que se propone poner la voz narradora en una niña y no en un adulto, como vengo acostumbrada a leer.
Y esto de la vida en la clandestinidad, de alguna forma u otra, aunque tenga poco (para algunos) o mucho (para mí) que ver, me transportó a la clandestinidad vivida por ciertos grupos sociales durante la Segunda Guerra mundial, en especial me recordó al Diario de Ana Frank, y esa cercanía a lo familiar también formó parte de mi pensamiento a la hora de elegir.
Hoy una compañera me prestó el libro porque ayer le conté de mi elección.
Sin embargo aún no quiero empezarlo, sé qué voy a necesitar de anotaciones, de márgenes, de mis "post - it's y apuntes, de mis "ayuda memoria" y preguntas por la mitad, y eso, en un libro prestado no lo puedo hacer. Lo veo como una limitación, siento que sin eso no voy a poder ser totalmente genuina, así que estoy esperando a sacar fotocopias. Tal vez (muy probablemente) mañana comience.
Tengo muchas expectativas sobre esta novela y todavía ronda por mi cabeza la dicotomía de civilización y barbarie. Quiero descubrir con qué me voy a encontrar ahora a partir de eso.
Una confesión final, al principio me debatí entre "Los pichiciegos" y "La dieta de las malas noticias"
Respecto al primero sentí que ya había estado pensando mucho sobre la guerra de Malvinas, entonces no me convencía.
Sobre el segundo, con solo leer sobre de qué iba la historia, me sentí tan identificada que a la vez pensé en cómo podría exponer mis ideas al respecto sobre eso y sobre mí a la vez, que me acobardé. Todavía no, quizás nunca. Pero en este trabajo no quería compartir ese tipo de sentimientos encontrados y dolorosas similitudes"
*Jueves 1ro de Noviembre, (todavía)
21:14hs*
No soporté. No quería pensar y lo único que hice fue pensar en todo el día.
Para despejar, empecé a buscar.
Antes de empezar a leer me propuse conocer la historia de la novela, el por qué, quién es quién en "La casa de los conejos" podríamos decir ( esto me resuena a "Quién es quién en la casa de atrás)
Estoy leyendo información de acá: http://anccom.sociales.uba.ar/2016/03/22/la-escritura-es-lo-que-salva/#.VvmCcWHhDq4
*Viernes 2 de Noviembre, 19:42hs*
Hoy continúe leyendo la historia de la novela, aún no la empiezo.
Lo que sé hasta el momento es que La casa de los conejos saca a la luz memorias de una niña de siete años que transcurrió una vida clandestina en una casa activa de la agrupación Montoneros en la ciudad de La Plata, que fue arrasada por un operativo en el que participaron más de cien efectivos del ejército y la policía Bonaerense en noviembre de 1976.
En esa casa asesinaron a todas las personas que se encontraban, entre ellas Diana Teruggi (a quien está dedicada la novela), quien estaba con su hija de tres meses, la cuál fue secuestrada y apropiada ilegalmente. Ella se llamaba Clara Anahí y era nieta de María Isabel Chorobik de Mariani, una de las fundadoras de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
Laura Alcoba, la autora de la novela, vivía en la casa de los conejos con su madre, pero el día del operativo no estaban. Por ese motivo sobrevivieron y se exiliaron en Francia, donde se encuentran hasta ahora.
María Isabel Chorobik de Mariani o "Chicha Mariani" falleció hace dos meses sin encontrar a Clara Anahí, quién aún continúa desaparecida y sin saber sobre su verdadera identidad.
Esta es Chicha Mariani, la abuela de Clara Anahí.
*Sábado 3 noviembre, 00:43hs*
El día estuvo mal, muy mal. Terrible. Creo que esta situación es la que me está llevando a querer prender la luz, borrar algunas cosas y agarrar esas fotocopias de la novela que sé que son las únicas que ahora me esperan.
Tal vez sean las penas acompañadoras de esta noche.
Prefiero sufrir o entristecerme más por leer cosas sobre la última dictadura cívico militar argentina que por otro motivo, por lo menos el primero tiene más valor e importancia.
Al leer esto muchos o algunos resaltarán y se burlarán de lo triste, vulnerable y estúpido que les debe parecer hacer una entrada a esta hora, un sábado a la madrugada. A esta hora, ¿a quién se le ocurre leer? Y si hay alguien quien también lo haga, que tire la segunda piedra.
No me importa, yo sigo.
Leí hasta la página diecinueve, eso es tristísimo también y me decepciona un montón viniendo de mí, pero el dolor de cabeza, las puntadas y los ojos entrecerrados me ganan esta noche...
Sin embargo, he aquí algunas anotaciones:
En la página 12, Laura Alcoba dice "Y el tiempo terminó por hacer su obra más rápidamente que lo que yo había imaginado jamás: a partir de entonces, narrar se volvió imperioso.
Y pienso en el significado de imperioso, de eso que es necesario y urgente...
Como la escritura se me hace imperiosa, e incluso a veces la lectura también.
Pienso en todo lo que nos guardamos día tras día (todos, creo)...Hasta que un día no damos más y hay que expulsarlo.
Y si no tenes nadie quién te oiga, escribís
O Aunque tengas a alguien, muchas veces el papel es más paciente que la gente
Y con esto me siento identificada
Lo demás es introducción, son cosas que ya relaté antes en otra entrada, por lo tanto, por lo menos hoy lo dejo hasta acá.
Veré si mañana el ánimo me acompaña a leer.
*Martes 6 de Noviembre. 17:47hs*
Mi fin de semana estuvo muy movilizado, por lo cual no pude leer absolutamente nada de la novela. Hoy sigo a partir de la página veinte.
En la página diecinueve me llama la atención esta frase en la cual Laura Alcoba habla del abuelo de la narradora, un abogado. Afirma que el abuelo no le tiene miedo a nada, excepto a esto, a la gente que quiere cambiar todo. Creo que en esta parte queda implícitamente (o tal vez un poco obvio) el miedo de este hombre ante el llamado "Proceso de Reorganización Nacional"
En la página veinte me llama la atención esta situación, la de una mujer en un auto estacionado frente a la casa de los abuelos, como si los estuviera vigilando. Me transmite curiosidad y ansiedad de saber quiénes son.
En la página veintiuno, la narradora relata un suceso con total normalidad; el choque violento del auto de su papá con otro, cómo éste la lanza hacia el parabrisas pero a su vez cómo no se preocupan por si alguno estaba lastimado. Como es posible que la policía llegue al lugar del accidente, ellos deciden seguir adelante ya que lo primero llevaría a poner en riesgo la familia porque el auto era robado y los padres no tenían sus documentos falsos aún.
Me provoca extrañamiento cómo la narradora que es una niña de tan sólo siete años, cuenta este hecho con total normalidad al haber naturalizado la clandestinidad en la que viven su familia y ella.
Con esto finalizo el primer capítulo.
En el segundo capítulo de la novela, se relata cómo el padre de la narradora "cae preso" nuevamente en la cárcel de La Plata, al igual que años anteriores. La naturalidad con la que se cuentan estos hechos sigue impactándome.
Me pregunto qué será lo que habrá pasado en Cuba mucho tiempo atrás con los padres de la narradora
Con esto finalizo en capítulo tres.
Acabo de darme cuenta que en total la novela cuenta con dieciocho capítulos, por lo cual, para que me "dure" hasta cerca del dieciocho de noviembre, me propuse leer dos capítulos por día.
*Miércoles 7 de Noviembre, 14:30hs*
Hoy continué la lectura a partir de la página treinta y tres. Llegué hasta la cuarenta y seis , es decir, terminé el quinto capítulo. No quiero avanzar más que dos capítulos por día así puedo llegar con la lectura hasta antes del dieciocho de noviembre.
Hasta ahora, mientras su padre permanece en la cárcel, madre e hija deambulan por diferentes casas en espera de la orden para mudarse a una casa con Daniel y Diana -Cacho y Didí-. Cuando Laura conoce al matrimonio, queda fascinada por la presencia de Diana que está embarazada, “tiene el pelo largo, claro y ondulado, y grandes ojos verdes, extremadamente luminosos y dulces. Es muy hermosa e increíblemente sonriente” (pág 41). Laura experimenta una sensación de paz frente a la sonrisa de Diana; su presencia a partir de ese momento será un refugio, en oposición a lo estricto de las órdenes de la Organización que irán in crescendo durante los meses de 1975 y que su madre obedecerá a raja tabla.
Desde el momento en que se trasladan a la nueva casa –ubicada en la calle 30 N° 1134 (entre 55 y 56) de la ciudad de La Plata-, Laura se verá inmersa en un mundo predominantemente de adultos, en el que le festejan que cante la marcha peronista, pero le censuran cualquier tipo de comportamiento que les parezca riesgoso e impertinente. Allí sólo viven Cacho, Didí, Laura y su mamá. No es un lugar muy grande, apenas tiene dos habitaciones, una cocina que sirve de sala y un baño, todo atravesado por un pasillo. Al fondo hay un tinglado rudimentario que “contrariamente a lo que pensaría cualquier extraño al grupo, es el verdadero corazón de la casa (…) fue por este galpón que la conducción de Montoneros ha elegido la casa y que vivamos en ella” (pág. 46).
*Domingo 11 de noviembre, 23:54hs*
http://www.lacapital.com.ar/los-movimientos-la-memoria-n293439
Hoy leí esta nota periodística que le hicieron a la autora de esta novela y me sirvió para comprender más el capítulo número seis, el cual empieza mencionando la palabra "embute"
"El embute" fue uno de los títulos que consideró para la novela. En la edición francesa quedó descartado porque su pronunciación podía ser asociado a la de "l´embut", el gol. Y en la edición argentina, el editor consideró mejor "La casa de los conejos", que también había sido uno de los títulos pensados por Alcoba durante la escritura. La palabra embute, de origen lunfardo, fue de circulación corriente entre los militantes de los 70, para designar el escondite de todo lo que podía ser comprometedor, en general armas o publicaciones.
No obstante, para la autora el mejor título es el de la versión francesa, "Manège". Una palabra cuya carga de sentido se pierde en su equivalente castellano, calesita. "Manège evoca el movimiento de la memoria, esos recuerdos que giraron sobre sí mismos en mí como una calesita obsesiva", dijo Alcoba, quien confesó que "durante dos años y medio" -hasta que llegó a Francia- se abstuvo de preguntar a su madre qué había pasado con los otros ocupantes de "la casa de los conejos".
Como soy (muy) ansiosa y no aguanto hasta terminar de leer absolutamente todo el capítulo, me de detuve a buscar por mi cuenta el significado de esa palabra, ya que la autora aclara que el término era del idioma español, del habla Argentina y a pesar de que era tan familiar para todos ellos durante ese periodo (el de la dictadura, claro está) carece de existencia lingüística reconocida
Me llamó la atención como la autora hace ese "Flashback" permanente entre su presente y su pasado recordando cosas tan minúsculas y enormes a la vez, como si esta palabra le llegara a la mente en forma de deja vú.
Hoy leí el capítulo número siete, aún me quedan once, pero todavía tengo tiempo de terminarlo antes del dieciocho.
En este capítulo se presenta nuevamente a los personajes con quienes la narradora va a compartir "la casa de los conejos"
Ella narra como Diana y Cacho no parecen nada revolucionarios y tienen un parecido a una pareja normal que está esperando un bebé para conformar una familia
Y que justamente ese es el motivo por el cual se les asigna cuidar de este "escondite", ya que con ellos puede pasar desapercibido más fácilmente que con otras personas de la agrupación de montoneros
Aparece Cesar que es el jefe de ésta organización, es el único que sabe de la casa de los conejos, donde va a construirse el “embute”. Este es un capitulo clave ya que explica el significado del título, “la casa de los conejos” que se refiere al galpón que es remodelado por un ingeniero y un obrero para obtener la capacidad de poder albergar a los conejos y además paralelamente crear un “embutido” donde allí se alojarían el periódico “Evita la montonera” y las armas. Por eso se habla de dos obras, una de las jaulas para los conejos y la otra para la revolución montonera.
Mediante el criadero de conejos se quiere tapar "el embute", la imprenta montonera.
Este capítulo me recordó muchísimo al proceso de conformación del "anexo" o la "casa de atrás" en el Diario de Ana Frank
Algo que me gustó mucho de este capítulo es la intertextualidad que se establece entre esta novela y diferentes cuentos de Edgar Alan Poe mediante el relato del Ingeniero, que cuenta cómo éstos le dieron la idea de cómo construir el embute.
*Jueves 15 de Noviembre, 21.31hs*
Hoy es jueves, y el oral de historia sobre la última dictadura cívico militar ya pasó, al igual que el oral de geografía y el trabajo práctico de salud. Finalmente puedo retomar la lectura
Acabo de terminar el capítulo número ocho de la novela, después de varios días de haberla "pausado" por decirlo de alguna forma. Esta vez la lectura se me hizo más rápida y llevadera, tal vez sea porque el capítulo contó con más diálogos que descripciones...
Leí el capítulo nueve también, así que hoy leí dos completos.
Hasta ahora no me siento totalmente atrapada con la historia, lo que me apena muchísimo. Pero siento que la mejor parte está por comenzar y que pronto no voy a querer dejar de leerla.
Sigue dando vueltas en mi cabeza el hecho de que encuentro el lenguaje utilizado confuso y tal vez hasta contradictorio con el que una nena de siete años podría comunicarse.
Sin embargo comprendo que esa noción de “identidad narrativa" permite pensar la manera en que se conjugan pasado y presente en la construcción que un sujeto hace de sí mismo como objeto de su narración. Narrar (se) en primera persona, supone tomar distancia de esa mismidad para poder reflexionar sobre sí; a la vez que implica una dimensión temporal que permite identificar rasgos de continuidad en los que puede reconocerse aquel que se recuerda a sí mismo en el pasado. Laura construye de sí misma una identidad narrativa que le permite inscribirse tanto en el pasado (su enunciado), como en el presente (desde el que enuncia). En la narración la voz de la niña se fusiona, por momentos, con la del yo adulto que rememora su infancia y no se sabe cuál de ellas es la que hace las preguntas que antes no se hicieron: ¿Laura, la niña qué se calló por miedo a los clavos en la rodilla? o ¿Laura, la adulta que reclama aquellos temores infundidos? Esta fusión entre ipseidad/mismidad permite que alrededor del yo -niño y adulto- se superpongan los diferentes sentidos y narrativas que fueron condensándose en torno a lo incomprendido o nebuloso del pasado.
Sigo teniendo muchas expectativas de esta novela.
https://youtu.be/u3nBnxtqxkw
Ví este video también para poder "imaginarme" o ponerle una ubicación de espacio a mi mente en el momento de leer la novela, ya que cuando leí las partes descriptivas de la casa me perdí un poco.
Me encantaría poder visitar este sitio de memoria, por lo que próximamente veré cómo llegar hasta allí de alguna forma.
*Viernes 16 de Noviembre, 14hs*
En veinte minutos leí cuatro capítulos y realmente no sé cómo sentirme al respecto.
Creo que finalmente, mis esperanzas y entusiasmo por no querer dejar de leer la novela aumentaron y vuelvo a tener las expectativas del comienzo
Entre los capítulos que leí se llega finalmente al año 1976 y al día 24 de marzo: “Bueno. Listo. Ya está. Cayó.” (Pág 95) La democracia caía y el peligro que corrían estas familias aumentaba.
Esto me hace pensar por un lado la suerte que tengo de haber vivido en todos gobiernos democráticos, independientemente de los malos momentos por los que pasó/pasa el país, y por otro qué rol hubiese desempeñado yo durante la última dictadura.
Una escena que me descolocó fuertemente fue la del capítulo doc, en la que dos nenas del colegio San Cayetano (se había decidido que Laura volviera al colegio) jugaban a "ser la Virgen María": “La menor se arrodilló ante la otra [...] La mayor sacó de uno de sus bolsillos un pañuelo de liencillo y se cubrió la cabeza, mirando fijo al frente, como ignorando a la otra que, por su parte, juntó las manos, igual que la hermana Rosa, cada día, cuando empieza a rezar.”(pág 94) Creo firmemente que esto es una clara alusión a las madres de Plaza de Mayo y la reacción y el reto que recibieron las nenas de lo demuestra.
Se describe al colegio como un lugar plenamente estricto, en el que la diversión y la alegría de la niñez no se percibían. Era un ejemplo de lo que ocurría a nivel país, el adoctrinamiento desde muy pequeños tanto en la eduación como en la religión, el inculcar miedo para evitar el accionar o la ciudadanía plena...Para que nunca se revolucionara algo, ni una idea.
Me quedan cuatro capítulos por leer, muy pocas páginas y realmente no sé qué hacer. Ahora no quiero que se acabe. No quiero terminarla.
Lejos de abandonar, cerca de una despedida diría.
Aún me sigue haciendo mucho ruido el lenguaje que Laura Alcoba utiliza para narrar los hechos desde la perspectiva de una niña de siete años, pero a su vez le encuentro la justificación al modo de narrar la historia de su propia vida mezclando su "yo" del pasado y su "yo" del presente.
*Sábado 17 de Noviembre, 22hs*
Hoy terminé de leer los capítulos restantes (desde el catorce al dieciocho), es decir, hoy terminé la novela.
Sí, un día antes de la entrega, pero yo lo dispuse así.
Sentí que se merecía una lectura profunda y de análisis interno más que externo, ya que realmente no habían tantos "mensajes ocultos" o "símbolos" no explícitos.
Los últimos capítulos rebalsan de información de forma fatal que a una la hacen temblar y resbalar algunas lágrimas.
En 2003, Laura regresa a la Argentina y conoce a María Isabel Chorobik de Mariani (Chicha), madre de Cacho (Daniel Mariani) y abuela de Clara Anahí. Visita la casa de su infancia que permanece igual a como quedó luego del asalto; el embute se mantiene y se encuentra en exposición, pero en ningún lado puede leerse esa palabra desaparecida. Al volver a caminar por la casa, Laura recupera imágenes que creía olvidadas. Lo que la perturba es la delación, ¿quién puede haber sido? Se supone que fue quien diseñó el escondite, le dice Chicha. ¿El Ingeniero acaso? Pero si no conocía la dirección, venía siempre bajo unas mantas dentro de la furgoneta. Entonces Laura recuerda el cuento de Poe “La carta robada” que el Ingeniero alguna vez le comentó y, allí arriesga una hipótesis que explicaría cómo fue posible que el Ingeniero haya podido reconocer la casa sin conocer todas sus coordenadas.
Éstos últimos capítulos están lleno de datos, fechas y nombres precisos. En el medio, esos “retazos de infancia argentina” (pág 11) narrados como si fueran un cuento. Los recuerdos infantiles de Laura quedan allí, atrapados en la veracidad de su historia, en las justificaciones que le dan paso a romper el silencio, en la denuncia por la apropiación de Clara Anahí. De repente, la vida adulta golpea el relato, tal como lo hizo la violencia de los ´70.
Éstos últimos capítulos están lleno de datos, fechas y nombres precisos. En el medio, esos “retazos de infancia argentina” (pág 11) narrados como si fueran un cuento. Los recuerdos infantiles de Laura quedan allí, atrapados en la veracidad de su historia, en las justificaciones que le dan paso a romper el silencio, en la denuncia por la apropiación de Clara Anahí. De repente, la vida adulta golpea el relato, tal como lo hizo la violencia de los ´70.
Se pierden entonces esas metáforas, el embute y los juegos infantiles y solo se ven los cuerpos muertos de Diana y los demás compañeros en una transcripción del diario La Gaceta de La Plata
.
Todo esto me hace pensar en la palabra "empatía", que creo es la mejor para dar cierre a tan hermoso proyecto de memoria colectiva.
Lo que nos hace más humanos, lo que no nos hace crear esa separación entre unos y otros, entre civilización y barbarie (lo que me remite a lo trabajado durante este trimestre), lo que no nos hace deshumanizar a un par, es eso, la empatía.
Lo que me lleva a sentir el dolor ajeno y volverlo propio por lo menos durante algunos minutos, lo que me transporta al entendimiento e interpretación de esta historia, lo que me hace luchar por los derechos humanos todos los días.
Esto también se relaciona con el rol que cada uno cumple en la sociedad, víctima, victimario, observador pasivo y protector y cómo éstas situaciones de injusticia no se dan sin apoyo popular, por lo cual es importante la elección de un rol.
Una vez más me convierto en protectora, en este caso de la historia de Laura, de su mamá, de Diana, de Clara Anahí, de todos los escondidos en La casa de los conejos.
Sobre las expectativas iniciales: ¿satisfechas o no?; ¿aprendí algo que no supiera?; ¿qué preguntas me quedan abiertas, qué me ha dejado con dudas y me gustaría aclarar? ¿Recomendaría este libro; por qué?
La única pregunta que me queda abierta es ¿Dónde está Clara Anahí? La seguimos buscando.
Más que preguntas, me quedan heridas abiertas, al igual que a toda la República Argentina después de la trágica y dolorosa dictadura cívico militar.
Recomendaría este libro al igual que todos los testimonios de sobrevivientes del terror del Estado argentino, ya que creo firmemente que son herramienta imprescindible para la memoria, la verdad y la justicia.
30 000 COMPAÑEROS DESAPARECIDOS PRESENTES, HOY Y SIEMPRE.
CLARA ANAHÍ, TE SEGUIMOS BUSCANDO.
Excelente trabajo, personal, sensible y muy bien documentado y escrito.
ResponderEliminarNOTA: 10
Porque el final es comienzo, ojalá no baste sino que quieras más y que no acaben nunca: una buena historia, las palabras y el juego, la ceremonia y el fuego del pensamiento encendido.
Gracias por el compromiso que marcó la diferencia, la tenacidad, el afecto, la confianza.
"El oficio de la palabra,
más allá de la pequeña miseria
y la pequeña ternura de designar esto o aquello,
es un acto de amor: crear presencia.
El oficio de la palabra
es la posibilidad de que el mundo diga al mundo,
la posibilidad de que el mundo diga al hombre.
La palabra: ese cuerpo hacia todo.
La palabra: esos ojos abiertos."
¡Buena vida!