"Crecer" - Paco Gusso

Crecer

Paco Gusso

  Seamos sinceros, la vida es complicada. El sobrevivir día a día es lo que se hace difícil. Problemas tenemos todos, unos más complejos que otros. Pero yo creo que todo depende de cómo sea cada uno.

  Él, era fuerte, dedicado, responsable, sensible, y todas esas cosas que se necesitan para poder llevar una vida tan dura. Nunca escuché una historia tan dura. Y lo que más me lastima fue no poder ayudarlo.

  Estaba en un lugar muy calmado, donde no había ningún tipo de contaminación, era verde puro y libertad pura. No era una casa muy grande sino más bien acogedora. Donde había un hogar que estaba prendido todo el día, un baño, una cocina, y un living en el cual estaba la biblioteca llena de libros sobre plantas y flores, ya que los jardines no se cuidan solos. El único que se cuidaba solo era Santiago.

  Llegar hasta la cima era muy complicado. Requería de mucho esfuerzo y amor.  Pero eso es lo que hacía que Santiago subiera hasta allá arriba. Y no solo era subir sino que, para poder cuidarla, tenía que haber leído mucho sobre plantas. Tenía que dedicarse a eso, porque no era una tarea fácil. Pero él no quería que la planta siguiera allá en la cima sola. Sino que él quería que estuviera con otras plantas y así  formar un jardín. Pero había un problema: ¿Cómo trasladar la planta de allá arriba hacia el pasto para poder formar el jardín? Se pasó días y días pensando en cómo moverla sin que se muriera. Tenía que pensar muy bien el traslado, porque él amaba esa planta. Si se moría, él también. Le daba alegría, color, vida y algo diferente a ese campo tan grande y con tanta soledad. Esa planta era alguien.

  Después de tantos días de pensar y leer, se dio cuenta de que si la trasladaba muy delicadamente podía volver a plantarla en un lugar diferente y más grande. Cuando terminó de pensar la estrategia, se propuso un día para hacer el traslado. Lo iba a hacer dentro de un mes, para poder armar el jardín con muchas plantas y dejar en el medio un lugar para la “especial”.

  Empezó a armar el jardín de abajo con muchas plantas, y mientras tanto tenía que seguir subiendo para cuidar a la suya. Ese traslado le iba a traer mucho alivio, ya que subir dos veces por día hasta la cima de esa torre era muy cansador a pesar del amor que le tenía a su flor.

  Al mismo tiempo que él armaba su jardín, enfrente de su casa pasaba algo inesperado. Había una construcción para una casa. A él nunca se le había pasado por la cabeza que algún día iba a tener vecinos. Iban a ser los primeros acompañantes que él nuca tuvo. Mientras miraba la construcción, pensaba en quiénes se iban a mudar y cómo él se iba a presentar. Sin embargo estaba muy concentrado en su jardín ya que ese era su sueño por cumplir.

   Habían pasado dos semanas desde que él se propuso hacer el jardín y mover su planta. Estaba muy avanzado con la elaboración de su jardín. Y al mismo tiempo la construcción de enfrente estaba muy avanzada también. Ya faltaba poco para que en esa casa hubiera vida.

  Finalmente terminó el tan esperado jardín. Le había quedado excelente. Puso muchas plantas variadas y estaban muy organizadas. Eran de todos los colores, rojas, azules, verdes, moradas, amarillas. Las separó por color y por tipo de planta. Tenía girasoles, rosas, dalias, dientes de león, epifilos, narcisos, y muchas más que él había encontrado en sus libros. Había cumplido su sueño. Al fin su planta iba a estar con otras. Tenia que preparar todo para el día siguiente poder trasladar su planta.

  Al día siguiente se despertó por unos ruidos que venían de afuera. Al levantarse y salir vio lo esperado. La casa de enfrente tomó vida. Se había olvidado de la casa de enfrente ya que estaba muy concentrado en su tan esperado y querido jardín.

Se acercó un auto grande color negro, el cual estacionó al lado de la casa vecina. Se bajaron una mujer y un niño. Él se dio cuenta que se trataba de madre e hijo. Y pudo ver que el niño tenia su misma estatura y que podía llegar a tener la misma edad que él. Al darse cuenta de eso, Santiago se puso más nervioso de lo que ya estaba. Pero tomó coraje y salió a tocarles la puerta.

Es increíble que tenga tanta confianza en algo que nuca experimentó. Él siempre estuvo solo y nunca se pudo relacionar con alguien de su edad. Pero su sufrimiento fue lo que lo hizo fuerte y al ser fuerte se dio confianza a sí mismo.

  Tocó la puerta dos veces, y solo tardaron segundos en abrir. Se asustó, parecía que estaba enfrente de un espejo. Eran de la misma altura con el mismo color de piel, ojos y pelo. Se presentaron y Ramiro le ofreció entrar a conocer la casa. Al entrar lo primero que vio fue que enfrente de él, había una puerta de vidrio tras el cual podía ver el enorme jardín con muchas plantas. Se quedó sorprendido al ver la gran variedad de tipos de plantas. Ramiro lo invitó a tomar la merienda mientras hablaban de las plantas y de sus jardines. Y a los dos se les ocurrió que podían mover la planta de Santiago juntos, así se les hacía mas fácil poder trasladarla.

  A partir de ese día la vida de Santiago cambió totalmente. El jardín floreció, su planta creció y ahora es más bien un árbol adulto. Un árbol que ya superó todos sus miedos y salió de esa soledad que lo atormentaba. Un árbol que creció y que va a seguir creciendo y progresando, porque de eso se trata esta vida. Se trata de nunca bajar lo brazos, de nunca mirar hacia atrás y lo más importante, nunca pero nunca, abandonar un sueño. Y eso es lo que destaco de mi hijo Santiago. Nunca abandonó su sueño.