La Metamorfosis-Bruno Zárate
La Metamorfosis
Una mañana
al despertar de un sueño agitado, Bruno Zárate se encontró en su cama convertido
en un reloj. No era un reloj de muñeca, sino uno de esos relojes grandes
redondos de los que se cuelgan en la pared. Abrió los ojos y miro al techo, o
al menos sentía que algo miro, pues en un principio no se dio cuenta que era un
reloj y que no tenia ojos y que no podía mirar algo, el ya no poseía visión. No
podía usar sus sentidos tampoco. No podía hacer nada más que marcar la hora.
Pues para eso sirven los relojes, o acaso, ¿Hay relojes que van por la vida
sintiendo, observando su alrededor, jugando con el destino o pensando cosas?
No. O al menos eso es lo que los humanos pensamos. Estamos bien seguros de que
los relojes son así y asá, pero nunca le preguntamos a un reloj si
verdaderamente es como nosotros pensamos que es. Aunque, pensándolo bien, si le
preguntáramos, no nos podrían contestar. No hablan… ¿O no los escuchamos?
Lo cierto es que Bruno, ya un poco despabilado, se dio cuenta que dejo de ser un humano. Se dio cuenta de que no estaba mirando al techo y se dio cuenta de que su contextura física se redujo drásticamente. Comenzó a sentirse como un reloj, pues entonces, era un reloj que se sentía como uno. ¿Era el único reloj que sentía como tal o todos son así? Si él estaba seguro de una cosa, es que él en este momento era un reloj y no hay más vueltas que darle. Una vez que empezas a sentir como se mueven las agujas sobre tu pecho, como dentro tuyo se mueven pequeños (y grandes) engranajes, cada uno a su velocidad, ya no hay vuelta atrás. Tenés que aceptar el destino. ¿Alguna vez volverás a ser un ser humano? Puede ser. Nunca se sabe. Razonando qué, como por arte de magia te convertiste en un reloj podrías volver a ser un ser humano. Nunca se sabe. Nunca se sabrá y tampoco nunca se supo. Partamos desde el hecho de que el está seguro que es el primer ser humano en convertirse en un reloj.
Bueno... la verdad que no hay mucho que relatar. Tampoco se puede saber con
exactitud que siente alguien cuando de repente se despierta hecho un reloj. Así
que más que eso no hay que decir. Bruno se quedó ahí quieto, marcando la hora
siempre con precisión impecable (se puede decir que era un buen reloj), hasta
que se le acabó la batería. Pasaron años y años, su familia nunca encontró el cadáver
que siempre buscaron (razonaron que estaba muerto) y la vida siguió. El mundo
no se detuvo por una persona que se transformo a un objeto y el tiempo siguió corriendo,
y Bruno lo marcó mientras pudo, ya que otra cosa no podía hacer.
Escribís un texto correcto, aunque queda pendiente la elaboración estética del lenguaje. Solo ponés el acento en la anécdota que se quiere contar y perdés de vista el discurso, ya que no hay ninguna intencionalidad literaria. Rever puntuación, párrafos, tiempos verbales, algunas preposiciones y reiteraciones innecesarias, tildes. NOTA: 7-
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