"La metamorfosis" Martina Knopoff

         Una mañana al despertar de un sueño agitado, Martina Knopoff se encontró en su cama convertida en un gato, gordo y con pelos encrespados. El caminar en cuatro patas no era algo a lo que ella estuviese acostumbrada, y el tener esas pequeñitas garras dentro de su "pata?", tenia patas, pequeño detalle... en fin esas pequeñas garritas clavadas dentro de estas, dolían como un demonio.

-Que sueño tan real- murmuro Martina mientras saltaba de su cama con voz algo preocupada

    Camino por la habitación olfateando un poco, los antiguos muebles, y los sucios zapatos que había usado la noche anterior para ir a visitar a Joaquina su mejor amiga. Sus sentidos estaban incrementados, podía sentir todas las esencias a su alrededor y escuchar la suave voz de su madre al otro lado de la casa en el comedor. Decidida a terminar con este sueño y algo asustada pensó, que ir de nuevo a su cama y acostarse la traería devuelta a la realidad. Pero tal como temía aquello no sucedió, confundida, dolorida, y algo afligida intento hablar, pero su voz no salio como ella lo esperaba, sino como un maullido penoso y desafinado. Desesperada por la situación decide que debe salir del cuarto y buscar a su madre... pero otro impedimento apareció, la puerta estaba cerrada con picaporte, demonios.
   Pero Martina nunca fue una persona que dejase que las cosas la superaran, con su hocico y toda la fuerza que pudo movió la sillita del escritorio tan cerca de la puerta como para abrirla, por suerte esta abría hacia fuera sino se vería envuelta en un problema aun mayor. Al abrir la puerta cayo de trompa al suelo haciendo un horroroso estruendo. con una mueca de dolor se levanto en sus cuatro patitas y siguió su rumbo hacia el comedor.
   Su madre se encontraba mirando la novela de las 8, como siempre.
   Martina maúlla para llamar su atención, pero al ellas ser dueñas de otros 3 gatos ni se inmuto por el sonido. Rodando los ojos corrió para tomar carrera y saltar sobre su regazo, su madre sorprendida la acaricio.

-y tu quien eres?- hablo su madre con voz bastante fuerte para sus oídos gatunos.-¿como has entrado aquí, eh?-volvió a preguntar su madre, pero Martina sabia que responder seria inútil ya que le saldría un maullido en lugar de una palabra.

    Claudia se levanto del sillón y camino hacia la puerta abriéndola y apoyando a Martina en el frió y mojado pasto de lluvia. Todo paso demasiado rápido, para el momento en que Martina se dio vuelta la puerta de su casa se había cerrado frente a sus narices.
    Al darse cuenta que estaba sola en la calle, y que era una pequeña bola de pelos, se vio muy asustada, y lo único que se le ocurrió hacer para despejarse era correr, correr, y correr.  Llego a un bar llamado "the coctel house", aprovecho la oportunidad para entrar cuando un hombre completamente borracho, y casi inconsciente, salio de allí. Pero al poco rato de estar allí dentro paso lo que era de esperarse, la echaron a la calle, otra vez.
    En un estado deplorable, sucia, mojada, y triste, siguió vagando por el pueblo de sillicon valley.        Siempre había pensado que ser un gato seria excitante, es decir lo único que hacen es pasarla bien, sin responsabilidades, ni personas a las cuales satisfacer.
   Pero esto era su peor pesadilla, se encontraba tan inmersa en sus pensamientos que no se dio cuenta que estaba pasando por la puerta de su "casa", ya no sabia si llamarla así.
  Atormentada, pensó en que su ultima esperanza seria tratar de hablar con su madre y se encamino hacia su ventana que daba a la calle. Intento que sus palabras salgan de su boca, pero no dio resultado, desesperada siguió intentando, hasta que le salio una palabra... su propio nombre.
  Lo repitió tantas veces pudo hasta que vio a su madre, llena de lagrimas en los ojos abrir la puerta e correr hacia ella. Martina en ese preciso momento agradeció el tener una madre tan loca como la suya, sabia que ella le creería.
  -¿Martina?- murmuro sollozando- ¿sos vos?...pero, ¿c-c-como es posible?- casi ahogada en lagrimas la levanta en brazos.-Pense lo peor- dijo mirando hacia bajo.
   -estoy bien mama- dijo martina con una voz un tanto mas aguda que la suya.-creo que estoy volviéndome loca-. susurro su madre, caminando en zancadas por el patio delantero, llevando a su hija de 16 años... quien ahora era un gato, dentro de su casa.

Comentarios

  1. Buen texto. Creo que ganaría si omitieras el deambular, luego de que la gata es echada de la casa, ya que se pierde el clima de tensión que se había logrado instalar.
    Rever tildes.
    NOTA: 8

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