"Mi autorretrato" Antonia Lumi
Lo más fácil sería empezar diciendo: Me llamo Antonia, tengo quince años, mido 1,70... Y así un listado largo de descripciones vacías y clichés de una presentación personal casi "robótica", que probablemente muchos ya saben y a pocos les interesa.
Al empezar a escribir pude notar una esencia de narcisismo en la consigna, pero después de pensarlo un rato creo que a nadie le viene mal re-conocerse, es decir, volverse a conocer y escarbar entre los anhelos y miedos más profundos de nuestra mente para averiguar o por lo menos tener una idea aproximada del tipo de persona que somos.
Entonces, ¿Quién soy?
Además de una partícula insignificante en este universo complejo y retorcido soy una soñadora. Sueño con el "mañana utópico" con poder aportar mi granito de arena al mundo, y hacer de eso un lugar mejor.
Según mis pares, tengo fama de exigente y carismática, desprolija y curiosa.
Para mi familia soy comprensiva, sensible y colgada.
Y los de por ahí dicen que soy "la chica alta con pelo rosa que charla todo el día".
Es que si, me encanta hablar, debatir, y escuchar la opinión del otro.
Puedo ser un torrente de emociones, reír, llorar, enojarme y volver a reír como si nada. Mi abuela me dijo que está en mi sangre italiana pero para mi no es un tema de nacionalidad sanguínea sino de una revolución de hormonas.
Si bien me gusta algo de cada estación me fascina el otoño, la paleta de colores que presentan los árboles, los rayos del sol que se revelan entre las hojas y aquella indecisa aparición del invierno.
Mis acuarelas y mi música son mis compañeras de todos los días, a pesar de mi desprecio y aburrimiento de la rutina repetitiva, son dos cosas que no pueden faltar. En cada trazo y en cada nota encuentro un sentimiento, algo que me conmueve o simplemente me gusta.
No se si me caracterizo por tener una vida social constante y salir todos los fines de semana, pero si se que mis amigos de siempre son mi sostén en los peores momentos y mis cómplices cuando más los necesito.
Aunque también disfruto de estar sola, tocar el ukelele o leer.
Una poesía y un simple café de filtro pueden transformar mis tardes y desconectarme de todo. A la fotografía la encuentro como otro gran hobby. Poder captar momentos, casi como dibujar, o copiar el paisaje con un solo "clic".
Pero, al fin y al cabo ¿Qué es lo que importa? ¿La percepción ajena o la propia?
¿Será una construcción de ambas? ¿Somos lo que somos porque el otro es lo que es y viceversa? ¿O ya vivimos totalmente aislados del otro e incluso de uno mismo?
Al empezar a escribir pude notar una esencia de narcisismo en la consigna, pero después de pensarlo un rato creo que a nadie le viene mal re-conocerse, es decir, volverse a conocer y escarbar entre los anhelos y miedos más profundos de nuestra mente para averiguar o por lo menos tener una idea aproximada del tipo de persona que somos.
Entonces, ¿Quién soy?
Además de una partícula insignificante en este universo complejo y retorcido soy una soñadora. Sueño con el "mañana utópico" con poder aportar mi granito de arena al mundo, y hacer de eso un lugar mejor.
Según mis pares, tengo fama de exigente y carismática, desprolija y curiosa.
Para mi familia soy comprensiva, sensible y colgada.
Y los de por ahí dicen que soy "la chica alta con pelo rosa que charla todo el día".
Es que si, me encanta hablar, debatir, y escuchar la opinión del otro.
Puedo ser un torrente de emociones, reír, llorar, enojarme y volver a reír como si nada. Mi abuela me dijo que está en mi sangre italiana pero para mi no es un tema de nacionalidad sanguínea sino de una revolución de hormonas.
Si bien me gusta algo de cada estación me fascina el otoño, la paleta de colores que presentan los árboles, los rayos del sol que se revelan entre las hojas y aquella indecisa aparición del invierno.
Mis acuarelas y mi música son mis compañeras de todos los días, a pesar de mi desprecio y aburrimiento de la rutina repetitiva, son dos cosas que no pueden faltar. En cada trazo y en cada nota encuentro un sentimiento, algo que me conmueve o simplemente me gusta.
No se si me caracterizo por tener una vida social constante y salir todos los fines de semana, pero si se que mis amigos de siempre son mi sostén en los peores momentos y mis cómplices cuando más los necesito.
Aunque también disfruto de estar sola, tocar el ukelele o leer.
Una poesía y un simple café de filtro pueden transformar mis tardes y desconectarme de todo. A la fotografía la encuentro como otro gran hobby. Poder captar momentos, casi como dibujar, o copiar el paisaje con un solo "clic".
Pero, al fin y al cabo ¿Qué es lo que importa? ¿La percepción ajena o la propia?
¿Será una construcción de ambas? ¿Somos lo que somos porque el otro es lo que es y viceversa? ¿O ya vivimos totalmente aislados del otro e incluso de uno mismo?
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